¿Por qué decimos cosas como “empatizo demasiado”? Empatizar es algo que hacemos o no hacemos. Es más dicotómico que dimensional. Mis neuronas se activan cuando veo al otro llorar, y simplemente, empatizo. Leo su mente, me pongo en su lugar y creo sentir lo que él siente, llegando incluso a sentirlo yo mismo. Sé que está triste. Le veo triste y puedo incluso sentir la tristeza que entiendo que él está sintiendo. Eso no se hace mucho o poco. Se hace o no se hace.
Ahora bien. Supongo que creemos empatizar mucho cuando nos sentimos más afligidos al ver al otro mal. Si alguien me cuenta un evento espeluznante y yo me impregno tanto de esa historia que me pongo a temblar, no estoy necesariamente empatizando con lo que el otro ha sentido, sino que más bien, estoy yo mismo sintiendo algo, que muy probablemente, venga de mí mismo, de mi propia memoria. Puede que esté recordando algo propio que a mí me pasó y me hizo sentir así, puede que eso que cuenta, me haga sentir miedo a mi. Por lo tanto, aunque aparentemente esté empatizando mucho, en realidad he dejado de empatizar para empezar a sentir mi propia emoción.
Empatizo cuando entiendo, tanto en su dimensión cognitiva como emocional, lo que al otro le está pasando. Pero no necesito haberlo vivido yo (porque por definición eso es imposible) ni necesito experimentarlo yo mismo para sentir empatía.
La emoción muy vívida en el otro, puede contagiarme. Puede hacerme sentir lo mismo, porque ver una expresión extrema de angustia me llegue a angustiar, de modo similar a cuando bostezo por ver bostezar. Pero la empatía es la comprensión de la experiencia; entender que el otro está triste, saber cómo se siente alguien que está triste y poder conectar con esa experiencia.
Pero no por más emocionarme, empatizo más y mejor.
Nerea Bárez